jueves, 5 de septiembre de 2013

008.1 MIRADAS ATENTAS, SUEÑOS ENCONTRADOS.

008.1 Chorros de manguera a una ventana

Aquel hombre estaba regando las ventanas de su casa. No se trataba de una buena limpieza, las estaba regando, por ellas corría tal cantidad de agua que parecía que estas tenían sed, una sed insaciable, tanta sed que se bañaban en agua. El hombre movió la manguera de un lado a otro de las ventanas, ventanas de pared, ventanas de salón. El agua bajaba abundantemente, dejando después surcos de transparencia, ahí fue cuando la vi, una niña pequeña y emocionada, contenta, saltando y agitando las brazos mientras su abuelo, concentrado en la tarea, le tiraba agua de frente.

La niña contenta de que jugasen con ella, de que el abuelo le permitiese un juego al que su madre nunca cedería, nunca le dejaría pasar agitadamente sus manitas por toda la superficie de las ventanas del salón. Y el abuelo, sereno y concentrado, todavía más feliz, feliz de hacer feliz a su nieta, feliz de convertirse en la mayor atracción para ella, se tomaba en serio su cometido. Feliz de ver como no solo el agua corría por las ventanas, sino que también lo hacía la diversión, también lo hacía la belleza y el amor.

jueves, 29 de agosto de 2013

007.2 SI TUVIESE UN JARDINERO

007.2. Mi modelo de elegancia es mi perro

Mi perro, ahí sentado al sol, con su expresión solemne y su mirada en calma nunca pierde su elegancia. Cuando se levanta, sube la cabeza para después apoyar las patas de una en una, despacio con un movimiento parsimonioso y definitivo. Mi perro, que se estira como un felino y camina como un caballo. Mi perro, con su pelaje como el de un león y la calma de un elefante. Mi perro que si le hablas te mira mostrando su comprensión y que ni bostezando pierde las formas.

Mi perro no siempre está tumbado, a veces corre para mostrar su velocidad y el movimiento de su pelo al hacerlo. Cuando ladra deja oír un latido sonoro y seco, colocando alto el morro y manteniendo un perfil digno y autoritario, a pesar de ser un perro pequeño. También es un perro cariñoso que adora ser acariciado y que no escatima en lenguaradas pero todos esto con elegancia claro.

sábado, 24 de agosto de 2013

007.1 SI TUVIESE UN JARDINERO

007.1. Planes enraizados.

El otro día, mientras tomaba el sol en el jardín, oí una disputa entre grillos. Estaban sobresaltados y exasperados. Llevaba un buen rato leyendo hasta que llegué a ese momento en el que los brazos, apoyados sobre los codos, están a punto de quedar imposibilitados en esa posición hasta el resto de sus días, así que decidí tirar todo mi peso sobre el suelo. Coloqué la cabeza de lado, sobre la toalla, de modo que mi oreja quedaba bien situada para recibir todos los sonidos procedentes del subsuelo.

Me sobresaltó el canto tan intenso de los grillos, situados justo debajo de mi oído. Se quejaban de que mi toalla no les dejaba salir, de que les había cubierto el sol y de que mi peso les reducía el campo de comunicación. Hablaban muchas cosas más, de la obra de los vecinos que les hacía vibrar y que creaba interferencias para contactar con sus familias. También hablaban de que en verano esto se llenaba de críos, que de momento solo se divertían aprendiendo a andar en bicicleta y dejando las ruedas de apoyo, pero en un par de veranos se divertirán cazándolos. A nosotros, a mi generación, la suya, ya no nos había sufrido.

Quise quedarme allí, a escucharlos, ahora que la cosa se ponía interesante, que empezaban a tratar sobre contaminación y política, por respeto decidí levantarme. Así que cogí mi libro y mi toalla y me levanté, devolviéndoles el sol para ver si encontraba cerca algún hormiguero.

miércoles, 31 de julio de 2013

006. LO QUE PENSAMOS MIENTRAS NO DORMIMOS.

006.1. Afanes estúpidos

Nada nos pertenece, ni a nosotros mismos nos pertenecemos. Y si a caso hemos sido hechos para ser poseídos, desde luego no ha sido para nosotros mismos, sino para que los demás puedan reflejarse en nosotros y así comprenderse. Esto, del mismo modo que son los demás quienes nos esculpen, nos dan forma y tallan nuestras dimensiones para que seamos conscientes de hasta donde llegan nuestros dedos, de cuales son nuestras actitudes más infantiles y en dónde reside nuestra fuerza.


lunes, 27 de mayo de 2013

005.4 SENTIR, COMO FIN ÚLTIMO

005.4. Salí a la calle a pensar.

Cuando más siento es cuando abro los ojos. Abrir los ojos no es ver, abrir los ojos es observar. Abrir los ojos es ver el color en medio de la calle gris, la calle gris y mojada, vacía y silenciosa. El bullicio no es sonido, es el mayor silencio. Tapa lo que hay que decir, esconde lo que se está callando.

Me hizo gracia ver las asas de la bolsa tan separadas, el plástico tirante y balanceándose torpemente, era una pareja de ancianos que se repartían el peso de un par de paquetes de azúcar y otro par de cartones de leche. Les costaba andar, pero lo hacían juntos. Esperé a no tenerlos de frente y sonreí, sonreí hasta que acabó el día y sonrío ahora al recordarlos. Pensé en toda su vida, y en todo lo que habían sentido en ella. Probablemente hubiese muchas penas, muchas dificultades, pero su resultado es una imagen que evoca felicidad. Que evoca el sentimiento más bello de todos. Amor. Tendrían hijos supongo, y nietos o tal vez no. Pero dejaron tras ellos un rastro de amor que se veía al igual que el rastro de la baba de un caracol.

La niña estaba de puntillas apoyada en la cinta transportadora y estirando su manita todo lo que podía para ofrecerle a la cajera un puñadito de monedas. Aquellas golosinas, después de haberlas comprado ella le gustarían mucho más y a su abuelo los pimientos, después de haberle invitado su nieta de unos tres años seguramente también. Esa niña recordaría ese momento todo el día, disfrutaría de la cotidianidad de hacerse mayor y le alegraría ser consciente de su crecimiento. Dormiría tranquila, feliz, porque habría subido un escalón más. No somos felices porque no sabemos ver lo que crecemos, porque dejamos de disfrutar con cada cosa que hacemos. Nos empeñamos en dejar de sentir cuando es lo único que no necesitamos aprender.

Sentir, es nuestro mayor talento.

domingo, 19 de mayo de 2013

005.3 SENTIR, COMO FIN ÚLTIMO.

005.3. SENTIMOS, SIEMPRE.

Nos tendimos a llorar. A echar de menos el pasado, a soñar por un recuerdo. A revivir los suspiros y las caricias, los besos y los sentimientos. A intentar perdurar en la memoria, guiándola a través de lo cotidiano. Nos tendimos a llorar, casi desnudos, imaginando que era verano. Donde el tiempo libre no ahoga, donde el calor no aprieta.

Fluimos melancólicos, porque creemos que el tiempo espera. Que vivimos aguardando momentos, que sentimos cuando no estamos despiertos. Olvidamos el presente frente a un pasado y añoramos un futuro ya alcanzado. No vemos el futuro en el presente porque la imaginación lo siente más intensamente.

Salimos a gritar, a correr mojándonos el pelo, a sentirnos vivos con lo efusivo de lo espontáneo. A evocar recuerdos de amores pasados. Salimos a perdernos, porque sentirse dentro duele. Sentirse dentro, olvida. Solo queremos saber que sentimos, y sentimos el recuerdo. Sentimos las pasiones ocurridas y los besos contemplados.

Vivimos fuera de nosotros mismos, para alimentarnos de destellos de locuras, de éxtasis y euforias. Revivimos la pasión como no la sentimos. Otorgándole al presente el poder en el futuro. La ensoñación nos domina, nos hace caminar y pintar, porque sabemos que en unos días la recordaremos. Y no será el sentimiento de ahora, sino en que evoque el que hemos buscado. 

Damos cabida a la melancolía porque mejora el pasado y droga el presente, lo tinta y cubre de telas transparentes. No es la tristeza, ni la pena, es el sentimiento vivo. No es un canto melancólico, somos nosotros, imaginando la alegría.


jueves, 2 de mayo de 2013

005.2 SENTIR, COMO FIN ÚLTIMO

005.2 LA RAZÓN QUE EMANA DE LOS SENTIDOS

Libertad de expresión a través de suspiros y caricias. Sueños e ilusiones invadidos de luz, de color, emanan de la fuerza de un espíritu salvaje, fuerte, vivo. Experimentación de lo eterno, lo efímero a través de uno mismo. El sonido, desde dentro, de una llamada por parte de los recuerdos, de vivencias de futuro, de promesas de conciencia. De realidades vividas y olvidadas.