jueves, 5 de septiembre de 2013

008.1 MIRADAS ATENTAS, SUEÑOS ENCONTRADOS.

008.1 Chorros de manguera a una ventana

Aquel hombre estaba regando las ventanas de su casa. No se trataba de una buena limpieza, las estaba regando, por ellas corría tal cantidad de agua que parecía que estas tenían sed, una sed insaciable, tanta sed que se bañaban en agua. El hombre movió la manguera de un lado a otro de las ventanas, ventanas de pared, ventanas de salón. El agua bajaba abundantemente, dejando después surcos de transparencia, ahí fue cuando la vi, una niña pequeña y emocionada, contenta, saltando y agitando las brazos mientras su abuelo, concentrado en la tarea, le tiraba agua de frente.

La niña contenta de que jugasen con ella, de que el abuelo le permitiese un juego al que su madre nunca cedería, nunca le dejaría pasar agitadamente sus manitas por toda la superficie de las ventanas del salón. Y el abuelo, sereno y concentrado, todavía más feliz, feliz de hacer feliz a su nieta, feliz de convertirse en la mayor atracción para ella, se tomaba en serio su cometido. Feliz de ver como no solo el agua corría por las ventanas, sino que también lo hacía la diversión, también lo hacía la belleza y el amor.

No hay comentarios:

Publicar un comentario