sábado, 13 de abril de 2013

004.3 FUNCIÓN SOCIAL, RAZÓN HUMANA

003. ¿Qué quedó de la imaginación al poder?

No nos hemos convertido más que en hipócritas acomodados. Defensores de la ausencia de causas, defensores del olvido. No hubo revueltas para ser olvidadas, no hubo revueltas para que sus propósitos fuesen escondidos.

Sí defendían, o defendimos, porque quiero pensar que algo hemos heredado nosotros mismos, que las acciones no debían de ser reacciones sino creaciones, ¿cómo podemos ahora lejos de la creación, huir hasta de la reacción? Lejos nosotros ya, de intentar enmendar lo que hicieron mal nuestros padres, empeoramos lo que ellos consiguieron, acallamos sus gritos de júbilo. Olvidamos sus propósitos, olvidamos sus pasiones y escondemos sus logros. Pintamos de negro las paredes, y ocultamos sus gritos desesperados. Gritos que desembocaron en acciones, acciones que nosotros negamos, que envolvemos en miedo y escondemos debajo de las alfombras.

Hemos acallado sus voces, hemos escondido sus gritos, gritos que dieron por nosotros. Y no lo hemos mantenido, no defendimos lo que nos habían dado, lo que tanto había costado. Faltos de revolución, pero también de ideales, de voz y sobre todo de pasiones.

No intentamos igualar ninguna generación, no imitamos ningún propósito, tan solo hemos permanecido escondidos, agachados bajo grandes mantas tupidas, con la cabeza enterrada para alejarla de cultura, para alejarla de emociones y legados. Para alejarla de responsabilidades.

Somos nosotros los que nos hemos convertido en la generación dormida.

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