domingo, 21 de abril de 2013

004.4 FUNCIÓN SOCIAL, RAZÓN HUMANA

004. No deberíamos continuar con los ojos cerrados.

Somos de los pocos privilegiados y nos hemos dormido y aletargado. Me rompo en mil pedazos al reconocerlo, al sentir la culpa y el hambre. Somos los que salimos de fiesta mientras el país se hunde, los que nos bebemos hasta las buenas ideas antes de comentarlas, los que tiramos las llamadas de urgencia al retrete y fingimos no haber oído llamar a la puerta. Salimos a un par de manifestaciones y nos creemos transgresores, libres y fuertes. Pobres inútiles ilusos. Alimentados con falsas apariencias, con mentiras que todos conocemos y que fingimos no reconocer. Creemos ser una generación por llevar el pelo pintado y tener un par de vaqueros rotos en el armario y ¿Qué? ¿Qué nos diferencia de viles secuaces? ¿De inútiles cómplices de fácil manipulación?

Vivimos despreocupados, caóticos y egoístas, sin atender a responsabilidades. Han confiado en nosotros y nos han considerado mentes pensantes, esperanza, decisiones efectivas. Admiramos y veneramos a aquellos ejemplos que no tomamos como modelo, soñamos con ser hippies por querer consumir psicotrópicos pero sin defender lo que eso transcendía, había un fin para una causa, ¿y nosotros? ¿qué fin tenemos más que seguir delegando?¿seguir permitiendo que no se releve aquello que ha defraudado a los que han confiado? ¿simplemente seguimos una línea sucesoria de falta de acción?

Se me quedan cortas unas pocas líneas para describir todo lo que no hacemos, para manifestar la falta de revolución de la que hipocritamente presumimos liderar. De la que consideramos ser activos y partidarios. Somos el futuro, la promesa y ya entrados en la veintena, con consciencia y poder de acción, nos envolvemos los ojos en trapos mojados, decoloramos el color del aire y ensordecemos los llantos de los que nos suplican. Solo espero que ese no sea ese el futuro. Sin embargo no hace falta que lo diga, todos lo sabemos pero a todos nos gusta ser de los pocos privilegiados.

¿Qué valores enseñaremos a nuestros hijos cuando no estamos más que vacíos de ideales? Indignémonos con nosotros mismos, no contribuye al cambio aquel que no se cambia a sí mismo.



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